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¿Es útil preguntar "¿Sabes quién soy?" a una persona con Alzheimer?

Foto del escritor: Montessori SeniorMontessori Senior


Es una escena común: un ser querido se acerca a una persona con Alzheimer y le pregunta con cariño, "¿Sabes quién soy?" o "¿Recuerdas a Pedro?". Estas preguntas nacen del deseo de conectarse con la memoria de la persona, de confirmar que aún queda algo de lo que solían compartir. Sin embargo, lo que en principio parece un gesto de cariño puede convertirse en un momento de confusión o frustración para la persona que padece la enfermedad.


Cuando alguien con Alzheimer no logra recordar el nombre o la relación de una persona, ser confrontado con una pregunta como "¿Sabes quién soy?" puede generarles un sentimiento de fracaso. A veces, intentan adivinar, o simplemente sonríen sin saber bien qué responder. En esos casos, la pregunta se convierte en un recordatorio de lo que han perdido, más que en una oportunidad para recordar.


Por qué estas preguntas no son siempre útiles


La memoria en el Alzheimer es frágil y, en muchas ocasiones, las conexiones que sustentan los recuerdos se han deteriorado. La capacidad de recordar hechos específicos —como nombres o relaciones— suele ser una de las primeras en verse afectada. Preguntar "¿Sabes quién soy?" se centra en la memoria lógica, pero las personas con Alzheimer suelen mantener la memoria emocional mucho más tiempo. Eso significa que, aunque no recuerden un nombre, pueden sentir una conexión emocional o reconocer una sensación de familiaridad.


Por eso, insistir en recordar nombres o hechos concretos puede provocar ansiedad o malestar, ya que refuerza la sensación de pérdida de control sobre su memoria. En lugar de lograr una conexión positiva, puede acabar creando una barrera que aumenta la distancia emocional.


Persona cuidando a un ser querido con Alzheimer, utilizando formas de comunicación emocional en lugar de preguntas directas."
¿Sabes quien soy?

Cómo mejorar la comunicación sin depender de esas preguntas


Si queremos conectar emocionalmente con una persona con Alzheimer, es mejor centrarse en cómo los hacemos sentir más que en lo que pueden recordar. Aquí te dejamos algunas alternativas que pueden ser más eficaces:


  • Habla directamente de quién eres o de la relación: En lugar de preguntar "¿Sabes quién soy?", prueba diciendo "Soy Ana, tu hija. Me encanta pasar tiempo contigo". Esta forma de comunicación no pone presión sobre la memoria, sino que ofrece un contexto que puede ser más fácil de asimilar.

  • Usa frases que evoquen emociones o momentos compartidos: En lugar de preguntar "¿Recuerdas a Pedro?", podrías decir "Pedro siempre se reía mucho contigo cuando íbamos al parque". De este modo, la conversación se enfoca en la emoción de un momento y no en la precisión del recuerdo.

  • Apóyate en estímulos sensoriales: Las fotos, la música o los objetos familiares pueden ser útiles para generar una conexión sin necesidad de preguntas directas. Estos estímulos pueden evocar sensaciones y emociones que ayuden a la persona a sentirse más cómoda.

  • Observa sus reacciones y adáptate: Es importante estar atento a las respuestas emocionales, ya sean sonrisas, miradas o gestos. Incluso si no hay palabras, esas reacciones son una forma de comunicación que nos indican cómo se siente la persona en ese momento.


El valor de estar presentes, más allá de los recuerdos


Cuando acompañamos a alguien con Alzheimer, debemos recordar que la conexión no depende de su capacidad de recordar hechos concretos, sino de cómo les hacemos sentir en el presente. El amor y el cariño que transmitimos en cada gesto son los verdaderos puentes hacia ellos. Al final del día, no importa si saben quiénes somos; lo que importa es que sientan que estamos ahí, con ellos, compartiendo ese momento.

La próxima vez que sientas el impulso de preguntar "¿Sabes quién soy?", piensa en lo que realmente quieres transmitir. A veces, basta con estar presente, en silencio o con una sonrisa, para lograr una conexión mucho más profunda.

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