Conoce actividades cotidianas que pueden beneficiar a personas con Alzheimer, mejorando su calidad de vida y promoviendo el bienestar diario
- Montessori Senior
- 23 may
- 3 Min. de lectura
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, el razonamiento y la capacidad de realizar tareas cotidianas. Sin embargo, integrar actividades significativas en la rutina diaria puede marcar una gran diferencia en el bienestar de quienes lo padecen. Las actividades cotidianas no solo estimulan las funciones cognitivas, sino que también fomentan la autoestima y fortalecen los vínculos emocionales.
Aquí te presentamos una serie de actividades cotidianas especialmente diseñadas para mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer. ¡Anímate a ponerlas en práctica!

1. Participación en tareas domésticas sencillas
Las tareas domésticas, cuando están adaptadas a las capacidades de la persona, pueden generar un gran impacto positivo. Actividades como doblar la ropa, clasificar cubiertos o regar las plantas fomentan el sentido de utilidad y pertenencia. Además, permiten mantener habilidades motoras activas y proporcionan una rutina que aporta seguridad y estabilidad emocional.
2. Cocinar en compañía
Preparar recetas sencillas en compañía estimula la memoria y los sentidos. Actividades como mezclar ingredientes, cortar frutas (con supervisión) o decorar un plato brindan una experiencia multisensorial y son excelentes para evocar recuerdos familiares. Además, el aroma y el sabor pueden desencadenar conversaciones agradables sobre platos favoritos de la infancia.
3. Paseos al aire libre
Salir a caminar al parque o simplemente dar una vuelta a la manzana tiene numerosos beneficios físicos y emocionales. La exposición a la luz natural ayuda a regular el sueño y mejorar el estado de ánimo, mientras que el movimiento físico favorece la circulación y el equilibrio. Además, pasear en compañía fortalece los lazos afectivos y proporciona un momento de conexión genuina.
4. Actividades artísticas y creativas
La expresión artística es una vía poderosa para canalizar emociones y estimular la creatividad. Pintar, dibujar o realizar manualidades permite que las personas con Alzheimer se expresen de manera no verbal, lo que puede ser especialmente valioso en etapas avanzadas de la enfermedad. Además, el uso de colores y materiales variados estimula la motricidad y la percepción visual.
5. Escuchar música y bailar
La música tiene un efecto positivo en la memoria y el estado de ánimo. Escuchar canciones de la juventud o participar en sesiones de baile puede evocar recuerdos alegres y promover la movilidad. Los ritmos conocidos activan áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje y el movimiento, brindando una experiencia estimulante y placentera.
6. Juegos de mesa adaptados
Los juegos de mesa, cuando se eligen adecuadamente, son excelentes para fomentar la concentración y la socialización. Juegos simples como el dominó o las cartas promueven la coordinación y la toma de decisiones. Además, compartir un juego en familia refuerza el sentido de pertenencia y proporciona un rato de entretenimiento.
7. Lectura compartida
Leer en voz alta o compartir un libro ilustrado mantiene la atención activa y estimula el lenguaje. Escoger temas conocidos o historias familiares puede facilitar la comprensión y hacer que la actividad resulte más significativa. Además, conversar sobre lo leído refuerza la memoria inmediata y promueve el intercambio de ideas.
8. Terapia de reminiscencia
Revivir momentos felices mediante fotografías, videos o canciones de otras épocas permite reforzar el sentido de identidad y autoestima. Es recomendable escoger recuerdos positivos que evoquen emociones agradables, ayudando así a reducir la ansiedad y el estrés. La conversación abierta sobre esos recuerdos crea un espacio de cercanía y confianza.
Conclusión:
Incorporar estas actividades cotidianas en la rutina de una persona con Alzheimer no solo mejora su bienestar, sino que también contribuye a fortalecer los lazos familiares y promover el sentido de autonomía. Es importante respetar los ritmos individuales y adaptar cada actividad según las capacidades de la persona.
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