Recuerdo, todavía, la primera Jornada Nacional de la Asociación Montessori Española, el AMI en España, vamos. Creo que el lugar que eligieron no podría haber sido mejor. La Térmica (Málaga), donde hace muchos años, entre sus paredes, comenzaban algunos de los primeros ambientes Montessori de España. Y es que esa es una de las nuevas cosas que recuerdo aprendí.
Antes de la época de la educación donde lo importante eran los valores nacionales, hubo un tiempo, en el que la sociedad civil española no estaba tan lejos de la europea y los valores de la Dra. Montessori ya hablaban castellano, y catalán. Me han contando que vivió una temporada larga allá en Barcelona... pero no eran buenos tiempos para la Libertad en muchas partes de Europa, así que para la educación...
Recuerdo a un Señor y a una Señora, que ¡madre mía! Siempre hablábamos de que son los jóvenes los que llevan el cambio y la revolución, pero escuchar a Paco y a Begoña (Dr. Mora y Dra. Ibarrola) ha sido inspirador. Ver cómo hay gente que se dedica a recoger la evidencia científica, que usan el método ciéntifico, y que así son capaces de explicarnos cómo aprenden los niños... la emoción. Y eso es lo que siento, mucha emoción, o alegría mejor dicho, de haber abierto los ojos a una nueva forma de ver las cosas. Y me encanta que, al igual que hizo la Dra., sea siempre de la mano de la ciencia.
No todo el mundo era “mayor” por ahí, los había de más edad, recogiendo el premio a una vida dedicada a revolucionar la educación, y los había por decenas, de menos edad pero con mucha experiencia y sin miedo a cambiar las cosas. “Mira ella se formó conmigo, mira aquel también...” no he parado de escuchar. Y es que eso es lo que hace falta en el mundo. Gente que tenga pasión por lo que hace y por eso no para de aprender (en Málaga este fin de semana los había a mares). Llegan incluso a decir que hay que aprender del niño... están locos estos romanos... Pero me encanta esa locura.
Recuerdo también que, además, la Asociación no es algo de hace dos días, sino que fue creada allá por principios de los años 70, y que bueno, pasó un bache, pero a día de hoy se ha juntado un equipazo con ganas de levantar las alfombras y de dar una nueva luz a lo que otros empezaron. Y recuerdo un grupito de gente discutiendo sobre los retos de la educación en nuestro país... ¡y vaya si los hay!. Libertad docente para el Centro he oído... creo. Pero como decía, creo que el grupito éste de la Asociación lleva muy buen camino, tiene un montón de cosas que hacer de aquí al 2022... pero se les ve que igual consiguen sus metas mucho antes, tienen a mucha gente detrás que les empuja. Entre ellas, ni más ni menos que la presidenta del AMI (Lynne Lawrence), quien nos ha recordado, entre datos y récords maravillosos, que los materiales Montessori no son caros, que son necesarios. Así que si no hay platita... lo que tienes que hacer es ponerte a construir. Que no hay que perder la esencia en cosas banales, sino observar y trabajar, y agitar el espíritu de esta sociedad a través de la observación y el método científico.
Recuerdo cómo nuestra sala se fue llenando a medida que íbamos hablando de nuestros queridos abuelitos, y recuerdo la mirada de esos que asentían entiendo que, si la doctora Montessori hubiera vivido 200 años, seguro que hubiera desarrollado su método para las personas con demencia. Y me siento un privilegiado, porque el magnífico equipo que hemos formado, estamos, poco a poco, extendiendo su método, sus formas de hacer, y sobretodo su forma de mirar a las personas, y a nosotros “nos ha tocado” las personas con demencia. Gracias, de verdad, gracias. Al equipo, y todos los que habéis participado, y a la Asociación por habernos dejado explicar (con mucha humildad y al principio muchos nervios) lo que hacemos y lo que queremos para nuestros mayores, y así conseguir una sociedad mejor. Gracias, gracias.
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