El otro día hablábamos del poder del tacto y cómo las personas con Alzheimer, aunque pierdan la memoria o las palabras, aún pueden conectarse con su entorno a través de las sensaciones. Pero, ¿cómo podemos aplicar esto en la vida diaria de una manera sencilla y accesible? Hoy quiero compartir contigo algunas actividades sensoriales que puedes hacer fácilmente en casa para generar esos momentos de conexión tan importantes.
Lo interesante de estas actividades es que no requieren de materiales complejos ni de grandes preparativos. Se trata de aprovechar los objetos y texturas que ya tienes en tu casa (o en tu residencia). Recuerda que lo esencial aquí no es solo hacer la actividad, sino cómo la persona interactúa con ella. El objetivo es crear una experiencia sensorial que invite a la calma, la exploración y, sobre todo, la participación activa.
1. Caja de texturas
Este es un ejercicio muy sencillo que puede ser realmente poderoso. Llena una caja (o una bolsa) con diferentes objetos de texturas variadas: un trozo de lana, una pieza de madera, una piedra lisa, una esponja suave, una tela de seda… Invita a tu ser querido a explorar los objetos con las manos, uno por uno, sin prisa. Puedes ayudarle a describir cómo se siente cada objeto: suave, áspero, rugoso, frío.
¿Por qué funciona?El cerebro, aunque olvide, sigue respondiendo a los estímulos sensoriales. Tocar diferentes texturas no solo les ayuda a conectarse con el momento presente, sino que también puede evocar recuerdos asociados a esos materiales, como una manta familiar o un objeto querido.
2. Jardinería sensorial
No necesitas tener un jardín para disfrutar de esta actividad. Una pequeña maceta con tierra, algunas semillas y el agua suficiente para regar son más que suficientes. Invita a la persona a tocar la tierra con las manos, a plantar las semillas y, si es posible, a regarlas con un pulverizador.
¿Por qué funciona?El contacto con la tierra y las plantas es una experiencia muy estimulante para los sentidos. Además de la textura de la tierra, está el olor fresco que desprende y la satisfacción de haber plantado algo, lo que fomenta la participación activa. Aunque no lo recuerde luego, el momento de plantar y cuidar es una forma de reconectar con la naturaleza y con actividades que probablemente hayan sido importantes en su vida.
Recuerda que en el Alzheimer, lo más importante no es lo que se recuerda, sino lo que se vive
3. La caja de los recuerdos
Si tienes en casa objetos que hayan sido significativos para la persona —fotos antiguas, utensilios de cocina, una pieza de ropa especial—, puedes ponerlos todos en una caja. Invita a tu ser querido a sacar cada objeto y a explorarlo con sus manos. Tal vez puedan reconocer algo, o simplemente disfrutar de la sensación de tener algo familiar entre las manos.
¿Por qué funciona?Aunque la memoria a largo plazo se vea afectada, muchas veces los objetos personales despiertan emociones o recuerdos fragmentados que les hacen sentir reconfortados. Lo importante no es que recuerden detalles específicos, sino que el contacto con estos objetos genera una sensación de familiaridad y seguridad.
4. Masaje de manos con crema
El contacto físico es esencial, sobre todo cuando las palabras empiezan a faltar. Puedes ofrecerle un suave masaje en las manos utilizando una crema hidratante con un aroma suave. Mientras masajeas sus manos, presta atención a las reacciones: tal vez una sonrisa, un suspiro de alivio, o simplemente una mirada tranquila.
¿Por qué funciona?El masaje no solo es relajante, sino que también ofrece un momento de contacto humano profundo. El tacto físico directo puede calmar la ansiedad y transmitir seguridad, ayudando a que la persona se sienta acompañada y reconfortada, incluso si no puede expresarlo verbalmente.
5. Juguetes sensoriales (adaptados)
Quizás pienses que los juguetes sensoriales son solo para niños, pero no es así. Existen versiones adaptadas para adultos con Alzheimer que pueden resultar muy útiles. Los juguetes que se pueden apretar, como bolas de gomaespuma o figuras de silicona, son excelentes para fomentar la motricidad fina y proporcionar una actividad sensorial agradable. Incluso puedes utilizar objetos como cuerdas trenzadas o telas elásticas que se pueden estirar.
¿Por qué funciona?Estos objetos proporcionan una actividad repetitiva que puede resultar calmante, especialmente cuando la persona está inquieta o ansiosa. Además, favorecen el movimiento de las manos y los dedos, lo que puede ayudar a mantener cierta movilidad.
6. Paseo sensorial
Si es posible, un paseo por el exterior puede convertirse en una experiencia sensorial rica. Invita a tu ser querido a tocar las hojas de los árboles, sentir la textura de las cortezas o incluso recoger pequeñas flores. Si no es posible salir al aire libre, puedes llevar algunas plantas o flores a casa para que las toquen y huelan.
¿Por qué funciona?El aire fresco y el contacto con la naturaleza tienen un efecto calmante. Las personas con Alzheimer a menudo se sienten más tranquilas en entornos naturales, donde los estímulos son agradables y no abrumadores. Acariciar una hoja suave o tocar la corteza rugosa de un árbol puede ser una experiencia reconfortante, que les conecta con el entorno de una manera diferente.
Conclusión: Pequeños momentos, grandes conexiones
Recuerda que en el Alzheimer, lo más importante no es lo que se recuerda, sino lo que se vive. Estas actividades sensoriales no solo fomentan la participación de las personas con Alzheimer, sino que también crean momentos de calma y conexión. No importa si al final del día se olvidan de lo que hicieron. Lo que queda es la sensación de haber compartido algo significativo, aunque sea por un breve momento.
Así que te invito a que pruebes alguna de estas ideas en casa. No necesitas grandes preparativos, solo tus manos, tu paciencia y la disposición de estar presente en ese momento, sin importar lo que venga después. Las manos pueden recordar lo que la mente olvida.
Gracias,
Ah, y perdona si esto ya te lo he dicho.
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