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Cuando no aparecen las palabras: afasias en el adulto mayor.

Pocas cosas hay más humanas que la capacidad de usar el lenguaje para comunicar a otras personas nuestros pensamientos, sentimientos, miedos, intenciones, etc. Cuesta imaginar el no poder expresarse con la facilidad con la que lo solemos hacer, o no poder comprender lo que nos dicen otras personas. Cuesta porque es algo que damos por hecho, que forma parte de nuestra naturaleza, igual que respirar, por lo que apenas le damos el valor que tiene. Un valor que se pone de manifiesto de forma clara a las personas que padecen afasia y, por supuesto, a sus familias.



¿Qué es la afasia?


La afasia es el trastorno adquirido de la producción y/o comprensión del lenguaje. Es adquirido porque aparece a consecuencia de un daño en las regiones cerebrales que se ocupan del procesamiento del lenguaje. Los fenómenos que suelen provocar este problema suelen ser: accidentes cerebrovasculares (ictus), traumatismos craneoencefálicos, tumores, infecciones y procesos neurodegenerativos (Alzheimer, demencia fronto-temporal, etc)


¿Qué problemas suelen tener las personas con afasia?


Al igual que existen distintas regiones cerebrales que controlan diversos aspectos de nuestra capacidad para usar el lenguaje, también existen distintos problemas en función de cuál de estas regiones se haya lesionado.


Uno de estos problemas es la dificultad para producir lenguaje. Cuando las personas tienen dificultades para expresarse de forma fluida y articular los sonidos del habla, hablamos de una afasia de Broca. Otras características de este tipo de afasia son el uso de expresiones cortas, uso de estructuras gramaticales inadecuadas y gran esfuerzo para producir cada emisión. En cambio, su comprensión está relativamente conservada.


Otro problema puede residir en las dificultades para comprender el lenguaje, lo que se suele conocer como afasia de Wernicke. Estas personas tienen un lenguaje fluido, sin defectos en la articulación, aunque habitualmente producen discursos incomprensibles debido a su falta de contenido y a la sustitución de trozos de palabras o de palabras completas (cata por cama; cepillo por toalla, por ejemplo). Además, la capacidad para comprender lo que dicen otras personas está muy deteriorada.


Otro tipo de afasia es la que impide la repetición de palabras u oraciones. Es la llamada afasia de conducción. En estos casos, las personas tienen algunos problemas para producir lenguaje, mientras que la comprensión se encuentra bastante preservada. Sin embargo, la principal dificultad se encuentra a la hora de tener que repetir palabras u oraciones que se le dicen.


Estos tres tipos de afasia ocurren debido a lesiones de dos regiones del cerebro fundamentales para que el lenguaje funcione, así como a la conexión entre ellas. Pero también pueden verse afectadas otras regiones del cerebro que, a pesar de no ser esas dos zonas "centrales", también van a participar en el proceso lingüístico . Lesiones en algunas de esas zonas pueden producir distintos problemas como:


- Disminución del lenguaje espontáneo.

- Estructuras gramaticales probremente elaboradas.

- Mutismo.

- Ecolalia (repetir lo último que se le haya dicho de forma automática)

- Perseveración (seguir dando una respuesta incorrecta sin poder corregirlo)


Las dificultades comentadas hasta ahora se suelen acompañar también de problemas de lectoescritura. En ocasiones, solo falla la escritura conservándose una adecuada lectura. En otros casos, se mantiene la fluidez en la lectura pero con pérdida de comprensión de lo que se lee, etc.




Consejos prácticos: convivir con la afasia

Un primer e importante consejo para las familias que tienen un familiar padeciendo algún tipo de afasia tiene que ver con la capacidad de recuperación de las personas que han padecido este tipo de afectación. Puede que, en ocasiones, la capacidad para recuperarse sea grande pero, en otras, no va a ser posible recuperar el nivel previo y habrá que adaptarse poco a poco a la nueva situación. Generalmente, cuando la lesión se ha producido por algún problema vascular, la recuperación va a ser peor que cuando ha ocurrido por un traumatismo craneoencefálico. En el caso de las enfermedades neurodegenerativas, los problemas afásicos pueden variar, pero lo normal es que se produzca un deterioro progresivo.

Esto es importante a la hora de ajustar las expectativas en cuanto a la capacidad de recuperación, para no crear falsas ilusiones a corto plazo que lleven a frustración a largo plazo.


Algunos consejos útiles de cara a comunicarse con una persona con afasia son:


- Usar lenguaje no verbal que compense las dificultades en el lenguaje verbal.

- Uso de gestos e imágenes acompañando lo que se le quiera decir.

- Usar preguntas cortas y sencillas (sobre todo en casos en los que esté afectada la comprensión)

- Evitar, en la medida de lo posible, hablarle más de una persona a la vez o conversaciones de tres o más miembros.

- Tener paciencia y dar tiempo y oportunidades para que se comunique.

- Eliminar distracciones del entorno, en la medida de lo posible.

- Más allá de cómo transmita el mensaje, el objetivo ha de ser que transmita algo con significado, aunque su forma de hacerlo no sea perfecta.


En una gran mayoría de tipos de afasia, uno de los problemas más comunes es la dificultad para encontrar palabras, fenómeno también conocido como anomia. En estos casos:


- Si no se sabe a qué palabra se está refiriendo, habrá que guiar la búsqueda con categorías (¿es una fruta?, ¿un pescado?, etc).

- También incitar a la persona a que imagine la imagen que quiere nombrar, su forma, color, aspecto, y que la describa.

- Otra opción es enseñar imágenes relacionadas con la palabra que está tratando de buscar.

- Si nosotros sabemos que palabra está buscando, no es recomendable dársela, sino facilitarle el acceso. Esto se puede hacer dándole una frase que tenga que completar con esa palabra (“El gato persigue al…”) o dándole la letra o sílaba inicial.


Algunas cosas que deben evitarse al comunicarse o tratar a una persona con afasia son:


- No hablar siempre por el o ella, no permitiendo de esta forma que aproveche oportunidades de comunicación que puedan resultar exitosas.

- No interrumpir cuando trate de comunicarse ni completar la comunicación por él, sino tener paciencia siempre que se pueda y usar los consejos anteriores para FACILITAR su comunicación y que de esta forma pueda tener casos exitosos que le animen a seguir intentando comunicarse.

- Se debe evitar hablarle con palabras o tono infantil y, por supuesto, no reñirle o echarle una bronca por no poderse comunicar o no comprender lo que se le dice.




Todas las opiniones y consejos vertidas son orientaciones que funcionan en un gran número de casos, pero no es una ciencia exacta. Desde Montessori Senior aconsejamos, ante cualquier duda, consultar siempre con su profesional de confianza.






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