El cerebro, como cualquier otro músculo, necesita ejercitarse para mantenerse en forma. En el caso de las personas con demencia, la estimulación cognitiva no solo ayuda a ralentizar el deterioro, sino que también mejora su bienestar emocional y su conexión con el entorno.
Hoy quiero compartirte una actividad sencilla pero poderosa: El cajón de los tesoros.
🔹 El cajón de los tesoros
Busca un cajón en casa, uno de esos que acumulan pequeños objetos de toda una vida. Llaves antiguas, botones, carretes de hilo, viejas monedas… Pide a tu ser querido que lo explore con calma, que identifique cada objeto, lo describa y cuente qué le recuerda.
Este ejercicio trabaja la reminiscencia, la motricidad fina y la concentración. Lo mejor es que cada objeto puede abrir la puerta a una historia, a un recuerdo escondido. Y si no lo recuerda, no pasa nada. Lo importante es la experiencia del momento.

🔹 La bolsa misteriosa
Similar al cajón, pero con un toque sensorial. Coloca varios objetos en una bolsa de tela y pídele que los reconozca solo con el tacto. ¿Será capaz de identificar un peine, una llave, una pinza sin verlos? Este juego estimula la percepción táctil y la memoria implícita.
Estos son solo dos ejemplos de cómo podemos ejercitar la mente con elementos cotidianos. En nuestra sección de recursos encontrarás más ideas para estimular la memoria de manera sencilla y significativa.
Porque la memoria no es solo recordar, es también sentir, conectar y compartir.
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