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Foto del escritorMontessori Senior

El poder de los momentos cotidianos: Construyendo conexiones desde lo simple


El otro día, en La Casita de Inés, vivimos un momento aparentemente sencillo, pero lleno de significado. Un grupo de nuestros usuarios estaba en la cocina, pelando patatas y preparando la comida juntos. No fue nada extraordinario: no había grandes discursos ni risas explosivas. Pero lo que sí había era algo mucho más importante: conexión.


En el Alzheimer, donde las palabras a veces se pierden y los recuerdos parecen escaparse entre los dedos, son estos momentos cotidianos los que nos recuerdan que, más allá de la enfermedad, sigue habiendo humanidad, sigue habiendo vida.


La magia de lo simple

¿Por qué preparar la comida juntos puede ser tan poderoso?


Porque las actividades cotidianas tienen el don de reconectarnos con nuestras raíces, con las partes de nosotros que aún recuerdan quiénes somos. Pelar una patata, sostener un utensilio familiar o simplemente estar en la cocina rodeado de olores conocidos puede despertar emociones y recuerdos que las palabras no logran alcanzar.


Además, compartir estas tareas crea una oportunidad para la socialización. Aunque no haya muchas palabras de por medio, el simple hecho de estar juntos, de colaborar, genera un sentimiento de comunidad y pertenencia.


Dos personas mayores colaboran en una cocina. Una está pelando patatas con un pelador, y la otra prepara ingredientes sobre la encimera. El ambiente es cálido y acogedor, mostrando un momento cotidiano de conexión y colaboración.
El poder de lo cotidiano


Beneficios de estas actividades

  1. Estimulación cognitiva: Las actividades como pelar patatas requieren atención, coordinación y memoria funcional, lo que puede ser beneficioso para las personas con Alzheimer.

  2. Vínculos emocionales: Trabajar juntos fomenta un sentimiento de conexión que muchas veces no se puede expresar con palabras.

  3. Sentimiento de utilidad: Participar en tareas cotidianas da a las personas un propósito y una sensación de contribución.

  4. Estabilidad emocional: Las rutinas y actividades familiares ofrecen seguridad y calma en un entorno que, a veces, puede ser confuso.



Cómo puedes hacerlo en casa


Si tienes un ser querido con Alzheimer, te animamos a incluirlo en las pequeñas tareas del día a día. No se trata de buscar la perfección, sino de disfrutar del proceso. Aquí tienes algunos consejos:


  • Adapta la tarea a sus capacidades: No se trata de que lo hagan todo, sino de que participen en lo que puedan. Tal vez no puedan cortar una patata con un cuchillo, pero sí pelarla o colocarla en un recipiente.

  • Crea un ambiente tranquilo: Evita distracciones como la televisión encendida. Poner música suave puede ser un gran acompañante.

  • Valora su contribución: Asegúrate de agradecer y reconocer su ayuda. Un “¡qué bien lo haces!” puede llenar de orgullo a quien participa.

  • Sé flexible: Si no tienen un buen día, no pasa nada. Lo importante es intentarlo sin presiones.



Más que una tarea

En La Casita de Inés, hemos aprendido que no se trata solo de la actividad en sí, sino de lo que representa. Es un recordatorio de que, aunque la enfermedad avance, las personas con Alzheimer siguen siendo capaces de aportar, de participar, y de disfrutar.



La próxima vez que estés en casa, preparando la comida o haciendo alguna tarea cotidiana, invita a tu ser querido a unirse. Tal vez no sea el corte más perfecto ni la patata más bien pelada, pero te aseguro que será un momento que quedará grabado en ambos corazones.



Porque, al final, no son las grandes palabras ni los gestos heroicos los que nos conectan.


Es lo simple, lo cotidiano y lo humano lo que nos hace sentir más cerca.

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